Sábado, 16 Enero 2016 22:58

Y ahora viene la resaca

Han habido buenos precios de las materias primas durante la última década: petróleo, gas, minerales, productos agrícolas. Ahora los precios han caído en picada. Es un cambio radical ya que el mercado de materias primas está otra vez en favor de los compradores, así como fue el caso durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo pasado. Significa un cambio en la correlación de fuerzas en favor de los países desarrollados en detrimento de los países en desarrollo, que generalmente todavía son muy dependientes de las exportaciones de materias primas. Sin embargo, algunos países desarrollados están sufriendo también.

La cumbre de París afortunadamente terminó en un acuerdo. El acuerdo es insuficiente y no puede prevenir que nuestros nietos enfrenten un desastre climático, pero por lo menos es un inicio, y esperemos que podamos usarlo como base para construir algo mejor. Aparte de los que niegan que el cambio climático tenga que ver con las emisiones de CO2 y que viven en su propio mundo claustrofóbico, gran parte del desacuerdo es sobre la justicia: ¿cuáles son los países que son los culpables y que deben responder por sus actos? La cumbre de París trató de evitar la cuestión de justicia y convencernos de que todos tenemos que contribuir, también los países en desarrollo. Y los países en desarrollo parecen haber aceptado esto a regañadientes.

Independientemente de los resultados de la cumbre de París sobre el cambio climático, el petroleo y el carbón han comenzado un declive irreversible, asediados por la competencia de las energías renovables y la presión política creciente por la descarbonización de nuestras sociedades. Esto cambia por completo el juego y elimina el incentivo para reducir la oferta para obtener mejores precios. Ahora se trata de sacar el petróleo y el gas lo más pronto posible, antes de que sea demasiado tarde. Quién llega demasiado tarde, pierde. Así que la OPEP ha perdido su poder, y no hay posibilidad de que lo recupere.